La Corte Suprema de EE. UU. ha aprobado el mapa electoral de Texas, permitiendo a los funcionarios implementar un plan de redistribución ampliamente vinculado a Donald Trump y la estrategia de los Republicanos para mantener el control del Congreso.Los críticos sostienen que esta decisión respalda la manipulación de distritos electorales y podría dar más escaños en la Cámara a los Republicanos en las elecciones de mitad de mandato de 2026, mientras California e Indiana impulsan redistritaciones partidistas propias en medio de demandas y desafíos de actores como el DOJ y Gavin Newsom.El fallo señala una tendencia de mayor tolerancia judicial hacia el rediseño partidista, intensificando las disputas políticas y legales a nivel nacional sobre los mapas electorales y la representación de las minorías.