Tanzania atraviesa una grave crisis, transformándose de un paraíso turístico a un estado donde reina el miedo, según Erik Esbjörnsson en Dagens Nyheter.La administración de la Presidenta
Samia Suluhu Hassan se ha caracterizado por la supresión de la oposición y graves violaciones de derechos humanos, incluidas presuntas ejecuciones extrajudiciales y la exclusión de figuras opositoras de las elecciones, lo que ha generado una amplia insatisfacción interna y condena internacional.