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El Parlamento italiano aprobó por unanimidad una ley que convierte el feminicidio en un delito autónomo, lo define en el Código Penal y establece cadena perpetua. Giorgia Meloni apoyó firmemente la nueva ley considerándola una herramienta política crucial para proteger la libertad y dignidad femenina, mientras Elly Schlein la respaldó pero criticó el énfasis en el castigo penal. La legislación amplía las penas para delitos de género, se ajusta al Convenio de Estambul y a las directivas de la EU, incluye medidas de apoyo para víctimas y huérfanos, y coincidió con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.