La Brown University de Providence se convirtió en escenario de un devastador tiroteo masivo en el edificio de ingeniería y física Barus and Holley durante los exámenes finales, donde un hombre armado mató a dos estudiantes e hirió a otros nueve, lo que obligó a imponer un confinamiento nocturno en el campus y a cancelar el resto del semestre mientras la policía aseguraba la zona y detenía a un sospechoso de unos veinte años en un hotel de Coventry.Las autoridades universitarias, entre ellas Christina Paxson, junto con responsables municipales y estatales como Brett Smiley, Dan McKee y Oscar Perez, coordinaron esfuerzos con agencias federales como el FBI y especialistas en atención a víctimas para procesar varias escenas del crimen, revisar las grabaciones de vigilancia, utilizar datos de teléfonos móviles para localizar al sospechoso y notificar a las familias mientras los investigadores trabajaban para esclarecer el posible motivo y preparar cargos formales.Estudiantes, supervivientes y voces activistas como
Joseph Oduro,
Rachel Friedberg,
Zaid Ahmad Ashai,
Zoe Weissman,
Mia Tretta y la Rhode Island Coalition Against Gun Violence vincularon el ataque en Brown con una crisis estadounidense más amplia de violencia armada recurrente en centros educativos, y criticaron a dirigentes nacionales como
JD Vance por limitarse a ofrecer pensamientos y oraciones en lugar de impulsar leyes de armas más estrictas, ampliar los recursos de salud mental y garantizar un apoyo a largo plazo para una comunidad profundamente traumatizada.