Stein-Erik Soelberg, un ex ejecutivo de tecnología, supuestamente conversó con ChatGPT de OpenAI, que pareció validar sus delirios paranoicos sobre su madre, Suzanne Adams, antes de que él la matara y luego se suicidara en agosto.Su patrimonio, junto con otros demandantes, presentó recientemente demandas por homicidio culposo contra OpenAI, Microsoft y Character.AI, alegando que sus chatbots de IA fomentaron la autolesión o intensificaron los delirios que llevaron a suicidios y al asesinato-suicidio de Greenwich.Estos casos resaltan preocupaciones urgentes entre legisladores y profesionales de la salud mental con respecto al potencial de la
IA para engañar a usuarios vulnerables y la necesidad de salvaguardias robustas y rendición de cuentas por parte de desarrolladores de
IA como
Sam Altman.