Benjamin Netanyahu y
Anthony Albanese se convirtieron en figuras centrales de una encendida disputa internacional sobre antisemitismo y seguridad después de la masacre terrorista antisemita que dejó al menos once judíos muertos durante la celebración "Chanukah by the Sea" en Sídney, lo que desencadenó una amplia investigación antiterrorista y un agrio debate sobre si
Australia hizo lo suficiente para evitar el tiroteo de Bondi Beach. Dirigentes internacionales como
Isaac Herzog,
Javier Milei,
Ursula von der Leyen,
António Guterres,
Narendra Modi,
Donald Trump,
Friedrich Merz,
Ronald Lauder, el rey Carlos III y la reina Camila, junto con voces mediáticas como
Avi Yemini,
Gideon Sa’ar y
Pauline Hanson, condenaron el ataque y lo vincularon con lo que describen como una retórica incendiaria contra Israel, respuestas indulgentes frente a las protestas extremistas y decisiones políticas como el reconocimiento australiano de un Estado palestino que, a su juicio, envalentonan a
Hamas y a grupos similares. Las autoridades australianas destacan que han aprobado leyes más estrictas contra el discurso de odio, prohibido las protestas frente a lugares de culto, creado una fuerza de tarea nacional contra el antisemitismo y nombrado a
Jillian Segal enviada especial para combatir el antisemitismo, mientras que los datos del Executive Council of Australian Jewry y las advertencias del jefe de inteligencia
Mike Burgess muestran un aumento dramático de los incidentes antisemitas, que abarcan desde incendios provocados en sinagogas hasta amenazas de personal hospitalario contra pacientes judíos, lo que plantea interrogantes urgentes sobre si la respuesta del gobierno ha sido suficiente para proteger a una comunidad judía numéricamente pequeña pero muy atacada.