El Reino Unido y otras naciones europeas están abogando por una interpretación modernizada del CEDH para abordar la migración ilegal y agilizar la deportación de delincuentes extranjeros.Esta iniciativa, respaldada por líderes como Keir Starmer y Mette Frederiksen, se dirige específicamente a los Artículos 3 y 8 para simplificar los procedimientos de expulsión, coincidiendo con la aprobación por parte de las naciones de la UE de reformas para procedimientos de retorno comunes.A pesar de los informes que indican una disminución de los cruces fronterizos ilegales, el impulso político busca contrarrestar el descontento público y la influencia de la ultraderecha, aunque los datos del Migration Observatory muestran impactos variables en las apelaciones de inmigración.