La jueza federal Cameron McGowan Currie anuló las imputaciones contra James Comey y Letitia James, determinando que los cargos presentados por Lindsey Halligan eran inválidos debido a su designación ilegal como fiscal interina. La jueza Currie afirmó que el nombramiento y las acciones judiciales de Halligan eran nulas, pero permitió la posibilidad de nuevos cargos, aunque la prescripción impide procesar nuevamente a Comey. El caso surgió bajo presión política de
Donald Trump y los esfuerzos del DOJ para defender a Halligan y presentar una apelación.